Este post va dedicado a todos aquellos que no han estado, no han podido estar y no volverán a estar conmigo en Navidad.
Navidad, día entrañable, familiar, enormemente nostálgico también. Sí, un día lleno de copas, de amor, fraternidad, risas, humor, cavas, promesas, abrazos, risas, y por extraño que parezca, un día tenebroso en el que los fantasmas, nuestros fantasmas brindan con nosotros.
Fantasmas que durante el día dejan que todo vaya bien, pero cuando llega la noche y te quedas sólo, acuden a recordarte que un día estuvieron contigo, que incluso hubo un día en que los amaste, y compartiste tus sueños más ocultos, pero ya no, o no es posible, o es mejor que no lo sea.
Y a pesar de ello, ahora mismo me gustaría tenerlos frente a frente y decirles "te quiero", sólo eso, sentir sus manos entre las mías, contagiarlos de mi alegría, de mi borrachera fingida, de mis ganas de vivir, pero ya no es posible…, y tan ebria como estoy, y tan contenta como me he sentido, ahora mis manos escriben penas, escriben recuerdos, besos pasados, amores imposibles, sueños que no se hacen realidad.
Sí, debo confesar que me gustaría infinitamente en un día como hoy que el reino de "nunca jamás" existiese y que me abriese sus puertas, y me dejase soñar la irrealidad como algo bello, natural, real, pero no existe, igual que nunca llegó a nacer ningún dios, igual que siempre, igual que todos los días de mi existencia, donde digo constantemente "Hola y Adiós", y cada hola me hace feliz y cada adiós me destroza.
La navidad y su espíritu ya no me convencen, ya no espero ni a Papa Noel ni a los Reyes Magos, ni siquiera al Gordo de la Lotería, sólo espero pacientemente mi final, no tener más despedidas, ni más pérdidas, ni más personas que recordar que me hagan sentir tanto dolor que ya no cabe en mi cuerpo.
Recuerdo a mis amigos, a los de verdad, a los que he sentido, tocado, y hablado, recuerdo a los virtuales que no por lejanos se me hace más llevadera su ausencia. Recuerdo a aquellos hombres que amé en esta vida, que rechacé y me rechazaron, que me hicieron tan feliz como desdichada,
Te recuerdo a ti, el único que me robó el corazón, que se lo llevó consigo y me dejó sin emociones, a ti, al que yo hubiera amado sin condiciones, y amaría sin duda hoy, de no haberme convertido en una persona desposeída de órganos para amar.
Eres un recuerdo agridulce, amargo y sencillo, doloroso y sensitivo, pero sólo eres eso, ya no puedes herirme, no soy capaz de sentir nada, mi corazón se fue de mí, te lo di, y contigo se quedó, espero que lo mantengas vivo, pues yo a pesar de todo lo que disfruto, vivo, y quiero, estoy muerta, muerta y destruida, imposibilitada para los sentimientos nobles o todo lo contrario, Mi recuerdo ahora es para ti, por que te amé, por que se necesita amar y yo ya no puedo, por que soñar es más duro que vivir, por que vivir es infinitamente más trabajoso que morir, por que la muerte no me quiso, aunque la busqué, por que es Navidad, y es tan mentirosa y aduladora como tú.
Y aunque pareciese que tan sólo tú pudieses herirme, no es así, me hieren las balas que tiran a dar, y que me dan, me duelen tantas cosas que ya no tengo nada por lo que brindar, nada que desear, por que me he convertido en un cúmulo de miserias, que pagaría gota a gota con mi sangre para poderlas revivir un instante.
Es posible que la Navidad acerque a las personas, pero yo no debo de entrar en este grupo, busco la soledad en una botella de burbujas alcoholizadas, y que si bien al principio refrescan mi sed, al final me la acaban produciendo con insistencia. Así como todas vuestras ausencias son esas copas llenas que poco a poco se vacían, así, yo soy algo lleno de nada, ebria de ilusiones vanas, soñadora de recuerdos que pugnan por arrebatarme la vida
Son tantos ya…, los que me faltan, los que me aniquilan, los que están tan lejos que ni siquiera mi memoria los salva, son tantos, que de nada me sirve estar viva.
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