viernes, 4 de abril de 2014

A mi niño (Guemes)

Es un texto viejo, pero me apetece colgarlo...

Tengo un amigo que casi tiene la edad de ese hijo que perdí en un aborto hace ya muchos años. Es un niño muy especial y sensible, demasiado maduro para algunas cosas y para otras todo lo contrario.
¿Sabéis por qué es especial?
Os lo voy a contar en pocas palabras. Cuando escribe, habla de sentimientos profundos, pensamientos que a todos nos vinieron a la cabeza en sus años o incluso antes. Tiene sueños de gamberro pero su alma es demasiado pura y transparente.
Su vida transcurre en un instituto por las mañanas, y me parece a mí, que aunque no poseo la certeza sobre ello, que alguna niña le tiene embargado el corazón, y todas las noches se lo lleva dejándole frío como un témpano, y cada mañana se lo entrega al brindarle una sonrisa multicolor. Entonces mi niño se ilumina, la niebla se despeja, el frío se desvanece y él, sólo él resplandece de alegría. Las horas se pasan muertas esperando a volver a ver esa cancela de luz que es la boca de su amiga.
Por la tarde, pasa las horas en un parque, que es vida, diversión, sonrisas, litronas, chistes, cuchicheos, y alguna que otra lagrimilla, y es que mi niño es de lo mejor que pisa la tierra.
Últimamente duerme mal, sueña y pega, y es que el amor le subleva, a veces lo quiere todo a veces no quiere nada, pero decidme: ¿No es lo mismo que lo que nos pasó a nosotros en otro tiempo, o quizá ahora mismo? Se siente vacío, se siente lleno, quiere reír y llora, y cuando siente ganas de llorar se ríe hasta de su sombra.
Quiere engañar al tiempo y dejar que corra para echarle el lazo cuando menos se lo espera, pero pobrecito mi niño que aún no sabe que el tiempo que pasa, ya no vuelve y con él se lleva las alondras, a su canto que lo oyes lejano allá en la otra acera.
Lo quiero con locura, y él se ríe, y llora, llora más que ríe, pero son lágrimas de pega porque, aunque oculto en sus adentros, lucha por aflorar un sueño.
Sueño repleto de estrellas, donde hay una luna y un sol que son el camino que le conduce por la vida.
Las estrellas son el rocío que escarcha los rizos de la oscura melena, de esa su niña. La luna es su cara morena y el sol que más brilla es la luz de sus ojos que lo encandila.
Y es que mi niño, es de lo mejor que pisa la tierra.