domingo, 8 de mayo de 2016

Me gusta jugar con fuego

Hay algo que no puedo evitar, me gusta jugar con fuego, me gusta tocar el peligro, a veces me gusta quemarme, lo que no me gusta es tener que curar las quemaduras, cosas que pasan...
Mea culpa, lo reconozco...
Me gusta jugar con la seducción, con la palabra, con la intención, me gusta arrimar el ascua, notar como te vas quemando poco a poco, como rabias por un poquito de agua...
Toda el agua no la tengo yo, pero si una buena parte.
Me gustan las encrucijadas, el peligro, el sexo, el dolor en pequeñas raciones, esa intensidad de la infidelidad. 
Me gusta sucumbir, y que sucumbas, pero ante todo me gusta controlar a mí
No estoy en buena época para jugar, sin peligro de abrasarme, por lo tanto presento retirada, No es bueno que una inicie el juego y que al final acabe en banca rota. A parte de que no da una buena imagen, es más, yo diría que es un signo de debilidad, y eso sí que no me lo puedo permitir.
Me gustas demasiado, o igual es que llevo mucho tiempo sin lidiar en las distancias cortas, pero sí, tengo miedo.
No es la primera vez que me quemo, y las quemaduras duelen mucho, a veces llegas a pensar que no hay morfina suficiente para aliviar el dolor. Hay que saber arrimar el ascua sin acabar en llamas, la experiencia me lo dice.
El problema no es el amor, no creo en él. Lo peor es sentirte utilizada, cuando tu intención real es utilizar. No soy peor que nadie por decir esto, pero todos sabemos que cuando jugamos a dominar nos pierde el reto, tienes que ser frío, fuerte, y tener muy claras tus cartas, yo ahora mismo no las tengo.
Una vez me juré a mí misma que haría arder cualquier cosa, o persona, pero que jamás acabaría yo en llamas aunque lo desease más que estar viva, ahora podría estar en una situación delicada, y no me interesa.
Soy una mujer de palabra, al menos conmigo misma, con los demás soy demasiado voluble, no me puedo permitir fallar, es mucho lo que me juego, no más que otras veces, es verdad, ha habido ocasiones en que me lo he jugado el todo por el todo a cambio de nada, bueno, a cambio de sentirme dominante.
Me gusta jugar con ventajas, pero esta vez es minúscula, y la posibilidad de perder sólo es mía. Prefiero no comenzar la jugada.
Adivino en su forma de escribir, de responder, que es una alma gemela a la mía, es como jugar sabiendo o anticipando los movimientos, demasiada energía inútilmente gastada, porque creo que al final no va a ver una satisfacción total que es lo que principalmente se persigue, ganarse a uno mismo es muy triste...
Quizá me esté haciendo vieja, quizá el sexo ya no me atraiga tanto, no eso no es verdad, soy una mujer muy sexual, poco de sentimientos, y muy del vicio, sobre todo con extraños....
La próxima jugada está en sus manos, ya veremos como acaba el juego...