No me gusta este día, hoy se supone que los trabajadores debíamos acudir a la huelga, para defender unos derechos ya pisoteados.
Es..., bueno a mí se me ocurre una imagen, no sé si viene al pelo o es calva, pero es como cuando pisoteas la yerba y te sale un saltamontes cojo riéndose de ti, diciendo me has aplastado la casa, pero sigo vivo, fíjate la suerte del saltamontes. Todo el monte es su casa, en cualquier parte puede vivir, pero nosotros, nos arrastramos y nos dejamos el pellejo por conseguir unos cuantos metros cuadrados urbanizables, nos empeñamos hasta los ojos, para nada, por un trozo de hormigón, por una cárcel con ventanas al exterior. Un exterior tan frío y gris como nuestra existencia.
Un día para protestar por no tener nada, y lo que nos prestan, acaban vendiéndonoslo. Al final sólo somos deudas. Reivindicar derechos adquiridos a base de sudor y sangre resulta que cuesta dinero, es más fácil morirse que perder dinero, por que esos 80 € aproximados que vamos a perder, nos van a hacer falta para comer, por que necesitamos por poco 800 € para pagar.
Al final la huelga vuelve a ser un motivo más de desesperanza, un motivo más para sentirnos esclavos de los vividores de la chaqueta de pana, de la gorra de fieltro, del qué pasa compañero, sí de aquel que es compañero liberado y que se pasa los días almorzando, después tomando el vermú, para echarse una buena siesta, y qué pasa, es fácil, ha estado tan ocupado haciendo de parásito que se le ha pasado el arroz y cuando se ha querido dar cuenta la bola le ha entrado hasta la garganta, y es que el culo ya no significa para él obstáculo alguno.
Un día en el que me siento mal por que estoy trabajando por que a pesar de que todo lo anterior no sólo es cierto si no que me asquea, me siento una traidora hacia mis compañeros que están en el paro, hacia aquellos que ya ni cobran del paro, de los que se encuentran en el norte (Asturias), en el sur (Sevilla y Cádiz) luchando por su jornal, por su casa y su familia y yo lo veo tranquilamente sentada en la silla de mi casa, y con parsimonia me levanto para ir a trabajar.
Y es que haga lo que haga hoy estaré mal. no quiero dar ni un duro más por los sindicatos, parásitos concebidos para desde tu propio estómago autofagocitarte, sin inmutarse, sin despeinarse, tampoco quiero faltar a mi gente, a los que trabajan a los que quieren hacerlo y no pueden, y claro dentro de lo peor, trabajar es lo mejor, por que así les digo a los sindicatos que son el cáncer del trabajador, le digo al empresario que ya no hay nada que hacer, y al político de turno..., a ese, ya no le digo nada.
Me jode tener que ser una atea por imperativo legal, por que no me dejan otra opción, me jode reconocer que no hay libertad, ni para trabajar ni para hacer huelga, me jode que el venir o el dejar de venir sólo sea una cifra más a barajar en los cómputos totales de una prensa tocapelotas, que lejos de hacer huelga, se nutre y se emplea más a fondo, para mí que han contratado personal extra para cubrir el evento más absurdo del recién nacido siglo XXI...
Y es que ya lo he dicho es un día que no me gusta por que todo es demasiado ambiguo y no me siento bien conmigo misma, ni por lo ue hago ni por lo que dejo de hacer, sólo espero que pase este día cuanto antes.
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